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Buscaba un máster que me guiase hacía el derecho procesal, con el fin de llegar a ser una competente abogada especializada en litigios, y en particular civiles y mercantiles. Elegí bien, pues aposté por una de las mejores escuelas jurídicas del mundo según publica el prestigioso diario británico Financial Times en sus ranking anuales.
La escuela, el máster, la ciudad, y mi personalidad entusiasta me abrieron las puertas a un mundo que no conocía. El que siempre quise.
Con 23 años ya formaba parte del equipo de un despacho de ámbito nacional, eso sí, como parte del programa de prácticas del citado máster.
Si bien al finalizar el curso ya empezaron las primeras entrevistas con despachos que tuvieran vacante en mis áreas de preferencia, decidí completar mi currículum con una estancia en el extranjero.
Para ello, y aunque ya disponía desde la niñez de un alto nivel de inglés, realicé un curso en verano denominado International Business English en la escuela http://www.ecenglish.com/en situado en la ciudad de Toronto, en Canadá. Lo cierto es que el inglés jurídico y de los negocios me resultó fascinante.
Me fui a dicho curso con algunos procesos de selección ya comenzados y con el riesgo de que a mi vuelta, ya no quisieran seguir las entrevistas. Sin embargo, unas semanas después, entré a formar parte de una firma nacional que actualmente cuenta con más de 200 abogados.
Allí comencé desde cero, en un departamento Procesal resaltado por el directorio británicoChambers & Partners y en el que aprendí qué era trabajar en un sitio que también estaba listado enThe Legal 500, otra guía sobre los mejores despachos de abogados.
Posteriormente continué trabajando en otra firma en la que encontré una mayor compatibilidad de la vida profesional con la personal, y una excelencia en el trabajo impresionante.
Mi experiencia profesional en Barcelona duró poco más de cuatro años. Recomiendo a cualquier apasionado de la abogacía conocer durante mínimo dos años la abogacía de los negocios.Cuando eres joven, con energía, aún con entusiasmo, y sin obligaciones personales.
Y después de algo así, ¿qué?
Pues tienes dos opciones; aspirar a convertirte en socio de un gran despacho (si eres mujer, y pretendes tener vida personal, probablemente asociada); o puedes seguir siendo entusiasta y apostar por algo más.
Yo aposté muy duramente por volver a mi tierra y crear mi propio despacho. Algo que sólo recomiendo a profesionales con experiencia contrastada. Lo contrario me parece una falta de respeto hacia el cliente.
Junto con una compañera, el despacho ya lleva casi dos años y medio de andadura y actualmente se encuentra en proceso de expansión tanto personal como territorialmente.
Agradezco el bagaje profesional de un gran despacho, de trabajar más de diez horas diarias y algún que otro festivo, de entregar un recurso a las 4 de la madrugada porque el día siguiente era el día de gracia, y de que me pidiesen las cosas para ayer. Pero lo que nunca os contaron de nuestra profesión os lo detallaré poco a poco en próximos post.
Ahora sigo aspirando a más, aunque en teoría ya soy Socia ¡y fundadora además!
Gracias.
Genial descripción de tu andadura, te deseo lo mejor, no solo en este blog si no en todo en general! un beso!
ResponderEliminarMuchas Gracias Paula, un abrazo.
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